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Posted by : Durley Alarcón junio 16, 2013

“(...) ¿No habrá posibilidad de irles aplicando eutanasia? Lo digo porque sí Hitler mandó a matar tanta gente, ¿por qué no matar un perro? Es que esos animales, llega el momento que son una plaga en la comunidad (...)”. Fue lo que dijo el corporado.

Vélez justificó su propuesta ante la falta de recursos del municipio para sostener la perrera, ya que esto era preferible a “tener esos animales hambrientos, enfermos y aporreados en la calle”. (ElTiempo, 2013)

Si así fuera, entonces la solución que daría este hombre a la pobreza sería darle muerte a todos, porque poco a poco están convirtiéndose en una plaga en SU comunidad. Y así como éste, son muchos los que piensan de esta forma. Si en sus manos estuviese la vida de las personas moriríamos todos, porque para qué seguir sufriendo en este mundo tan cruel y, haciendo una paradoja, la naturaleza si pensara igual diría: "para qué gastar tantos recursos en estos seres humanos, que de nada les sirve su facultad de razonar, si no van a valorar lo que tienen y me van a perjudicar a mi"

Tomado de http://es.paperblog.com
Si los animales, como estos perros, son una carga para la ciudad o una mala imagen porque andan en la calle; así como tienen la capacidad de ser nombrados la ciudad más innovadora del mundo (ElColombiano, 2013), deberían ser un poco más humanos y hacer un refugio para éstos animales...y regalar o, hasta sacarle provecho, vendiendo los animales a familias que los cuiden como se merecen.

En muchos países desarrollados e incluso, en nuestro país, en algunos hogares las mascotas son tratadas como un miembro más de la familia y son muy consentidas por sus dueños por el cariño y la compañía que brindan.


Miremos lo que estamos haciendo y diciendo, porque "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca." (Lucas 6:45, RVR 1960).

¡Que tengan todos un buen día! Y reflexionemos bien, de lo que tenemos en nuestro corazón, porque "Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre." (Marxos 7:15, RVR 1960)

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